sábado, 5 de marzo de 2011

UTILIDAD DEL COEFICIENTE DE ATENUACIÓN by luis mazas artasona. Marzo 2011.

Hasta ahora hemos comprobado en distintas exploraciones de Tomografía Computarizada los coeficientes de atenuación (UH) de muchos tejidos y órganos del cuerpo humano. A partir de este momento vamos a demostrar la utilidad práctica de dichas mediciones. Por ejemplo en este caso clínico real, la serie de imágenes que presentamos corresponde a un paciente de 65 años que sufrió una pérdida brusca de consciencia y fue llevado a Urgencias donde ingresó en coma. En estos casos, la TC, es la exploración más adecuada porque es rápida y muy sensible.

Se realizó una adquisición en 3D, (es preferible frente a la secuencial porque se evitan los artefactos de movimiento, aunque el paciente no permanezca inmóvil, y es muy rápida, 30 segundos ) con un escáner multicorte, Aquilion 64 (Toshiba) .

En las imágenes que aparecían en la pantalla del monitor se apreció un hematoma agudo (hiperdenso) rodeado de un halo hipodenso, oscuro, que correspondía a edema vasogénico y al suero de la sangre. El efecto de masa sobre las estructuras de la línea media era importante, porque desplazaba a la hoz del cerebro en sentido contralateral (Figura 1).


FIGURA 1. La primera pregunta que se planteó era obvia ¿El hematoma era debido a una rotura arterial o secundario a una lesión subyacente? Había una imagen redondeada, isodensa con el parénquima cerebral, que no sabíamos identificar con precisión ¿un tumor? ¿una malformación vascular? A continuación, inyectamos 100 cc de contraste yodado y se repitió la adquisición de datos, en fase arterial. En esta segunda serie de imágenes, con contraste, la mencionada imagen se iluminó como una bombilla. También lo hicieron los principales vasos del encéfalo. (Figura 2) ¿Qué era? Aún no lo sabíamos con certeza.




FIGURA 2. El paso siguiente fue realizar la medida del coeficiente de atenuación. Se obtuvieron unas cifras de +145 UH. (Figura 3). Valores tan elevados nunca se detectan en un tumor intraparenquimatoso, pero sí en la luz de los vasos rellenos de contraste. El diagnóstico estaba más cerca. Se trataba de un aneurisma gigante, de la arteria cerebral media derecha, que se había roto.


FIGURA 3 Un aneurisma es una dilatación anormal de las paredes de una arteria que se produce en un tramo muy pequeño de la misma y deforma su morfología. Según el aspecto que tienen, los más comunes son los fusiformes y los saculares, como el presente. Algunos cursan asintomáticos y pueden llegar a alcanzar un tamaño considerable de 2 cc de diámetro, o más, aunque la mayoría se detectan antes, en una exploracion de TC o TRM, realizada por otro motivo.

En los casos de aneurismas muy voluminosos, que no están trombosados, la sangre fluye por su interior con toda normalidad y por eso, se rellena con el contraste que ha sido inyectado en una vena y brilla tan intensamente. Estos aneurismas están rodeados por un envoltura anular muy gruesa pero frágil, formada por la propia pared arterial, capas de fibrina y ateromas calcificados (Figura 4).



FIGURA 4. Cuando el diagnóstico es evidente, los radiólogos intervencionistas pueden aplicar un tratamiento eficaz que consiste en acceder hasta el aneurisma introduciendo un fino catéter de plástico por una arteria de la ingle. Desde ese punto de entrada, van empujando con sumo cuidado conduciéndolo la punta al interior del saco dilatado. Una vez dentro, introducen una serie de pequeños alambres de platino que están enrollados en espiral (se conocen con el término inglés de coils).

Estos "coils" son empujados por el radiólogo intervencionista que introduce una fina guía metálica dentro del catéter de plástico, en el punto donde ha penetrado en la arteria. Con ella recorre todo el trayecto del catéter hasta que deposita el "coil" en la luz del aneurisma. Dependiendo de su tamaño es necesario introducir hasta diez o doce coils que lo obstruyen por completo (embolización terapéutica). Posteriormente, en los días sucesivos, se formarán coágulos alrededor de los "coils" que ayudarán a formar un tapón firme y duradero (Figura 5). Con ello, evitan una intervención quirúrgica más agresiva, consiguen taponarlo y cortan la hemorragia .

FIGURA 5. Radiografía lateral de cráneo de otra persona. Material hiperdenso de un aneurisma embolizado. Final feliz para el paciente.


2 comentarios:

  1. Muy práctica y sencilla su exposición dr. Muchas gracias por su entusiasmo!!!

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    1. Gracias Xiomara: Me alegra que le resulte útil. Un saludo.

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