El dolor crónico insoportable es considerado una enfermedad. El número de personas que lo sufren es muy elevado, aproximadamente un tercio de la población, en nuestro país. Se considera dolor crónico cuando persiste durante más de tres meses seguidos y es rebelde a los tratamientos farmacológicos. En los últimos tiempos han surgido procedimientos más agresivos para tratar el dolor neuropático, de origen nervioso, mediante implantes subcutáneos que se denominan de manera genérica con el término de Neuroestimuladores. Estos son los que más nos interesan desde el punto de vista de nuestra especialidad, porque muchos son incompatibles con el campo magnético de algunos aparatos de Tomografía por Resonancia Magnética (TRM).
El neuroestimulador utilizado para el tratamiento de la migraña crónica es un dispositivo electrónico, que debe ser implantado por un cirujano debajo de la piel y consta de tres componentes básicos: unos Electrodos que se colocan próximos a las ramificaciones nerviosas que transmiten los impulsos dolorosos; un par de Cables conductores y un Generador parecido al de los marcapasos cardíacos. Este último es el componente más grande -aunque sea pequeño- y suele ser implantado debajo de la piel del tórax. Funciona con una pequeña batería de Litio recargable, con autonomía para 6 ó 10 años. Su función consiste en emitir estímulos eléctricos que se transmiten a través de los cables que discurren por debajo de la piel hasta el extremo distal donde se conectan los electrodos.
La persona portadora de un neuroestimulador dispone de un mando portátil que le permite activar o desactivar el generador y aumentar la intensidad y la frecuencia de las descargas dependiendo de las variaciones del dolor. Las pequeñas descargas eléctricas que se transmiten hasta los electrodos, implantados próximos a las terminaciones nerviosas, consiguen bloquear los impulsos dolorosos y mitigar el efecto del dolor. Es un procedimiento que sólo se utiliza cuando los tratamientos farmacológicos no dan reultado.
Los neuroestimuladores pueden ser dañados por el campo magnético del imán de un aparato de TRM. Algunos fabricantes recalcan en los folletos publicitarios que sus dispositivos son seguros, pero lo cierto es que no se ponen de acuerdo para ofrecer una garantía, por escrito, de que eso es así. Si lo hicieran, las personas portadoras de un neuroestimulador la podrían mostrar a su médico cuando tienen que someterse a una exploración de TRM y nos evitarían muchas disquisiciones metáfisicas sobre la idoneidad o no del dispositivo. Aunque se desactiven, el generador puede desconfigurarse y no funcionar correctamente después del examen. Por ese motivo nosotros incluimos, entre los dispositivos incompatibles con la TRM, aquellos neuroestimuladores que no lleven la garantía de seguridad del fabricante.
A continuación se muestran los componentes de un neuroestimulador subcutáneo cervical
El neuroestimulador utilizado para el tratamiento de la migraña crónica es un dispositivo electrónico, que debe ser implantado por un cirujano debajo de la piel y consta de tres componentes básicos: unos Electrodos que se colocan próximos a las ramificaciones nerviosas que transmiten los impulsos dolorosos; un par de Cables conductores y un Generador parecido al de los marcapasos cardíacos. Este último es el componente más grande -aunque sea pequeño- y suele ser implantado debajo de la piel del tórax. Funciona con una pequeña batería de Litio recargable, con autonomía para 6 ó 10 años. Su función consiste en emitir estímulos eléctricos que se transmiten a través de los cables que discurren por debajo de la piel hasta el extremo distal donde se conectan los electrodos.
La persona portadora de un neuroestimulador dispone de un mando portátil que le permite activar o desactivar el generador y aumentar la intensidad y la frecuencia de las descargas dependiendo de las variaciones del dolor. Las pequeñas descargas eléctricas que se transmiten hasta los electrodos, implantados próximos a las terminaciones nerviosas, consiguen bloquear los impulsos dolorosos y mitigar el efecto del dolor. Es un procedimiento que sólo se utiliza cuando los tratamientos farmacológicos no dan reultado.
Los neuroestimuladores pueden ser dañados por el campo magnético del imán de un aparato de TRM. Algunos fabricantes recalcan en los folletos publicitarios que sus dispositivos son seguros, pero lo cierto es que no se ponen de acuerdo para ofrecer una garantía, por escrito, de que eso es así. Si lo hicieran, las personas portadoras de un neuroestimulador la podrían mostrar a su médico cuando tienen que someterse a una exploración de TRM y nos evitarían muchas disquisiciones metáfisicas sobre la idoneidad o no del dispositivo. Aunque se desactiven, el generador puede desconfigurarse y no funcionar correctamente después del examen. Por ese motivo nosotros incluimos, entre los dispositivos incompatibles con la TRM, aquellos neuroestimuladores que no lleven la garantía de seguridad del fabricante.
A continuación se muestran los componentes de un neuroestimulador subcutáneo cervical