En el ejemplo precedente hemos podido apreciar cómo las medidas del coeficiente de atenuación, combinadas con el uso de contraste yodado, habían resultado determinantes para diagnosticar un aneurisma gigante que había sangrado.
En el caso que presentamos ahora se trataba de una persona joven que sufría mareos intermitentes en las últimas semanas y, además, refería una pérdida progresiva de fuerza en la extremidad superior izquierda. Se realizó una tomografía computarizada (TC) de inmediato y los hallazgos que aparecieron en la serie sin contraste fueron alarmantes. La primera impresión era la de una masa, con edema vasogénico circundante que desplazaba las estructuras anatómicas de la línea media en sentido contralateral (Figura 1). ¿Diagnóstico? Incierto.
FIGURA 1
A la vista de las imágenes que habían aparecido en la pantalla del monitor, no era descabellado pensar en un proceso tumoral, por el efecto de masa que producía la lesión y por el edema, que indicaba que la barrera hematoencefálica estaba alterada. Había también, una pequeña calcificación, junto a una zona de tejido un poco más densa, con unos valores de atenuación de 40 UH.
Por ello no se podían descartar otras opciones. Procedimos a inyectar 100 cc de contraste yodado endovenoso y se repitió la adquisición. En las imágenes postcontraste se advirtió una llamativa hipercaptación en toda la zona sospechosa. El realce era de aspecto irregular, para tratarse de un tumor, pero tampoco era un hallazgo infrecuente. (Figura 2).
FIGURA 2
Sin embargo, al medir en la zona que más contraste había captado (hiperdensa) se obtuvieron unas cifras de +188 UH. Estos valores tan elevados nunca se alcanzan en los tumores intraparenquimatos encefálicos, que no suelen superar +90 UH, pero son característicos de las estructuras vasculares que acumulan mucho contraste en su luz (Figura 3).
FIGURA 3
Sin embargo la imagen no correspondía a un aneurisma aislado, porque su contorno era irregular y de aspecto radial. A continuación modificamos el nivel (WL) y la amplitud de ventana (WW) para atenuar el excesivo brillo producido por el contraste y se pudo apreciar una serie de estructuras vasculares que confluían en otra de mayor tamaño (Figura 4). El diagnóstico estaba cerca: Malformación Arterio Venosa (MAV).
FIGURA 4)
Este tipo de malformaciones arterio-venosas, son congénitas, están formadas por una madeja irregular de vasos, arterias y venas, que presentan dilataciones anómalas, como las varices de las venas de las piernas, y trayectos tortuosos e irregulares. (Figura 5). La maraña de arterias suele drenar en una vena superficial muy dilatada que conduce la sangre hacia los senos venosos profundos. Pueden sangrar, de manera súbita, o permanecer asintomáticas durante muchos años. Son tratadas por los radiólogos intervencionistas, que las embolizan, con muy buenos resultados. También se tratan con radiocirugía, cuando son pequeñas.
FIGURA 5
En rojo se representan las arterias de la malformación y, en azul, la vena de drenaje.
FIGURA 6
Mediante Angiorresonancia Magnética (ARM TOF) se observa la asimetría, en el número y en el tamaño, de los vasos del lado derecho con respecto al izquierdo.
Servicio de Radiodiagnóstico (Neurorradiología) Hospital Universitario Miguel Servet. (HUMS) Zaragoza.Spaiñ
Muy buena la secuenciación de imagenes para aclarar el diagnostico de MAV a través de los coeficientes de atenuación . GRACIASSSSSSSSS
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